Los primeros destellos del
amanecer gris pálido de las tempranas horas de la mañana, la fragilidad del
cielo medio encapotado de octubre que da la sensación de poder echarse a llorar
en cualquier momento, y el olor a otoño que ya deambula por el viento, hacen
que muchas personas se vuelvan más
sensibles en esta época del año.
Como cada mañana mientras me
dirijo a trabajar escucho algún programa de radio. Dicen que en la variedad
está el gusto, así que no le soy fiel a
ninguna emisora en concreto, tengo mis tres o cuatro preferidas, y las voy
alternando, así que lo que escuche depende de cómo se presente el día, de si me
transmite algo especial, si me hacen reír, o simplemente escuchar con atención
y claro está de si hay interferencias que me obliguen a cambiar o no de
programa.
Y eso me ha pasado hoy, al
encender la radio ya me he percatado de que no era la misma emisora de ayer, y
sin embargo algo me ha hecho seguir escuchando una declaración de amor tan
bonita, tan sentida, tan sincera… de un chico a la que fue su novia durante
nada menos que 9 años y luego se ha
convertido en su esposa desde
hace la friolera de otros 10 años, que ha hecho que se removiese algo en mi
interior. Justamente después del momento
hipersensible de primera hora de la mañana he pensado en una conversación con mi queridísimo cuñado sobre las
declaraciones y demostraciones varias de amor.
Hay muchos personajes del género
masculino, entre los que él se incluye, ni que decir tiene, que piensan que las
declaraciones de amor, regalos, demostraciones de cariño, etc. son solo para los
primeros años ( o meses ) de la pareja… que luego uno al afianzarse ya no necesita
este tipo de recursos para mantener viva esa llamita de pasión en la pareja.
Que basta con hacer la cena una noche una vez al mes
y decirte;
-
A que está muy rico cariño… te lo he
hecho con todo mi amor!
Mucha gente se ríe, ( no sé si con crueldad, envidia o tal vez incomprensión ) de aquellas
personas que les cuentan; que son capaces de demostrar tanto día a día como en
ocasiones especiales a su pareja que la quieren y que se preocupan por ella sin
importarles hacer un poquitín el ridículo o lo que piensen los demás de ellos
ya que sus sentimientos están por encima de lo que pueda pensar cualquier
“amigo” suyo.
Creo que a la mayoría de las mujeres
y a muchos hombres también, les gustaría encontrar a esa persona especial que te
despierte cada mañana con un beso de buenos días, que te sorprenda de vez en
cuando con una flor, un poema, o un paseo a ninguna parte donde solo estéis los
dos cogidos de la mano.
Sin embargo, al no empatizar con los sentimientos de otras
personas hace que en un momento determinado, sin saber muy bien porqué, se
pierda una ilusión por el camino…
Una cosa es valorar lo que
tenemos y otra muy distinta es saber mantenerlo y aprender a regar cuando sea
necesario las flores de nuestro jardín, hay veces que la rutina y el aburrimiento
inundan nuestros días, así que personitas (del género masculino sobre todo), os
animo a hacer alguna locura o genialidad, para demostrar a ese alguien especial
para vosotros, que efectivamente es eso, una persona especial en vuestras
vidas.